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Revisión Bibliográfica: Comunicando malas noticias.
De acuerdo a los principios del consentimiento informado, el dilema de los médicos actuales no debería ser entorno a comunicar o no noticias acerca del diagnóstico, el curso o el pronóstico de una enfermedad a los pacientes, sino del cómo y cuándo hacerlo. De otra manera podría caerse en paternalismo médico y asumir una falta de capacidad en el paciente o disminuir su autonomía, aunque debe tenerse presente que la forma de compartir información (incluyendo malas noticias) debe ser producto de un ejercicio adecuado al contexto, al paciente y a la situación.(1)
Una mala noticia se define como cualquier tipo de información que puede afectar drásticamente la visión de una persona acerca de su futuro(2). La diferencia entre las expectativas de un paciente y la realidad clínica puede generar un impacto negativo en el estado del individuo por lo que conocer ciertos principios resulta básico para cualquier clínico(3). A pesar de que muchos programas educativos en las facultades de medicina han implementado estas habilidades el proceso puede resultar estresante tanto para el médico como para el paciente(4).
Aunque la muerte es algo que escapa al control humano lo que hacemos ante ella cuando se anuncia o incluso ante el supuesto es algo sobre lo que el ser humano podría ser informado y decidir(1). La experiencia de comunicar malas noticias puede resultar estresante hasta en el 42% de los clínicos con impactos emocionales de hasta 72 hrs después de comunicarlas, algunos clínicos incluso pueden llegar a sentirse poco últiles o culpables después de compartir malas noticias(3), o lo hacen en lugares inadecuados y con tiempo limitado(5).
Aunque cada situación requiere un análisis particular y consideraciones propias a cada paciente y familia, se pueden establecer algunas recomendaciones y tener presente una estructura que nos permitan guiar nuestro actuar al momento de comunicar malas noticias, de forma ideal el comunicador deberá ser el médico que mejor relación terapéutica ha tenido con el paciente y su familia así mismo es recomendable que domine el caso y el área en caso de que surjan preguntas durante la comunicación.(6 )
Puede dividirse en forma amplia el acontecimiento en 3 momentos: 1. La preparación, 2. La comunicación de las malas noticias y 3. El seguimiento (6). Buckham describe una estrategia basada en el acrónimo SPIKE (Setting, Perception, Invitation, Knowledge, Empathy y Strategy) que hace referencia al: Lugar, Percepción, Invitación, Conocimieto, Empatía, Resumen y seguimiento.
Después de comunicar una mala noticia se debe de contar con una estrategia de seguimiento que permita así como establecerlo de forma escrita en el expediente clínico (qué se comunicó, a quien y cuál es el plan) a fin de poder mejorar la alianza terapéutica entre el médico y sus pacientes y hacer saber al resto del equipo de salud el plan a seguir tras este encuentro.
Aunque el comunicar malas noticias a un paciente es importante que los clínicos cuenten con el entrenamiento específico para realizar esta tarea y estar sensibilizados con las respuestas emocionales que las personas puedan presentar por lo que un entrenamiento formal y supervisado en estrategias de comunicación resulta parte indispensable de la formación integral de un médico paliativista. (7,8)
Bibliografía
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Resumen a cargo de Arturo Reyes Velázquez (Psiquiatría, INCMNSZ).
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